Para variar un poco, quiero compartir lo que Un Curso de Milagros habla sobre la semana mayor.
La Semana Santa
1. Hoy es Domingo de Ramos, la celebración de la victoria y la aceptación de la verdad. 2No nos pasemos esta Semana Santa lamentando la crucifixión del Hijo de Dios, sino celebrando jubilosamente su liberación. 3Pues la Pascua de Resurrección es el signo de la paz, no del dolor. 4Un Cristo asesinado no tiene sentido. 5Pero un Cristo resucitado se convierte en el símbolo de que el Hijo de Dios se ha perdonado a sí mismo, en la señal de que se considera a sí mismo sano e íntegro.
2. Esta semana empieza con ramos y termina con azucenas, el signo puro y santo de que el Hijo de Dios es inocente. 2No permitas que ningún signo lúgubre de crucifixión se interponga entre la jornada y su propósito, entre la aceptación de la verdad y su expresión. 3Esta semana celebramos la vida, no la muerte. 4Y honramos la perfecta pureza del Hijo de Dios, no sus pecados. 5Hazle a tu hermano la ofrenda de las azucenas, no la de una corona de espinas; el regalo del amor, no el "regalo" del miedo. 6Te encuentras a su lado, con espinas en una mano y azucenas en la otra, indeciso con respecto a cuál le vas a dar. 7Únete a mí ahora, deshazte de las espinas y, en su lugar, ofrécele las azucenas. 8Lo que quiero esta Pascua es el regalo de tu perdón, que tú me concedes y yo te devuelvo. 9No podemos unirnos en la crucifixión ni en la muerte. 10Ni tampoco puede consumarse la resurrección hasta que tu perdón descanse sobre Cristo, junto con el mío.
3. Una semana es poco tiempo, sin embargo, la Semana Santa simboliza la jornada que el Hijo de Dios emprendió. 2Él comenzó con el signó de la victoria, la promesa de la resurrección, la cual ya se le había concedido. 3No dejes que caiga en la tentación de la crucifixión ni que se demore allí. 4Ayúdale a seguir adelante en paz más allá de ella, con la luz de su propia inocencia alumbrando el camino hacia su redención y liberación. 5No le obstruyas el paso con clavos y espinas cuando su redención está tan cerca. 6Deja, en cambio, que la blancura de tu radiante ofrenda de azucenas lo acelere en su camino hacia la resurrección.
4. La Pascua no es la celebración del costo del pecado, sino la celebración de su final. 2Si al mirar entre los níveos pétalos de las azucenas que has recibido y ofrecido como tu regalo vislumbras tras el velo la faz de Cristo, estarás contemplando la faz de tu hermano y reconociéndola. 3Yo era un extraño y tú me acogiste, a pesar de que no sabías quién era. 4Mas lo sabrás por razón de tu ofrenda de azucenas. 5En el perdón que le concedes a ese forastero, que aunque es un extraño para ti es tu Amigo ancestral, reside su liberación y tu redención junto con él. 6La temporada de Pascua es una temporada de júbilo, no de duelo. 7Contempla a tu Amigo resucitado y celebra su santidad junto conmigo. 8Pues la Pascua es la temporada de tu salvación, junto con la mía.
jueves, 26 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios :
Publicar un comentario