Escrito por
*Dr. Leonel Flores médico salvadoreño en EEUU
Entre los años 1980 y 1991, la Republica de El Salvador, estuvo
sumida en una guerra que hundió a la sociedad salvadoreña a la
violencia, le dejo millares y millares de muertos, y la marcó con
formas delincuenciales de espanto; hasta que en 1992, en que las
voluntades reconciliadas firmaron la paz en el Castillo de
Chapultepec, México e hicieron brillar de nuevo la luz, para
pasar "de la locura a la esperanza".
Estos párrafos arriba mencionados se encuentran en el libro del
informe de la comisión de la verdad, libro que últimamente haya sido
descalificado por plumíferos y escritores, alentando a la población a
creer que en la guerra solo hubieron insurgentes crueles contra un
estado y una fuerza armada que solo puso la cara para recibir golpes.
Como es posible que un sicario de la historia salvadoreña, con un
libro escrito en tiempos electorales, pretenda descalificar a todo un
grupo de intelectuales alrededor del mundo que conformaron la
comisión de la verdad y que en ningún momento mencionan las falacias
y juegos de guerra que "revela" el libro que ahora esta siendo
difundido masivamente y hasta gratis en la sociedad salvadoreña. Al
igual, alguien que trabaja para el arte y la cultura en el país
juzgue arbitraria y parcialmente a un candidato a vicepresidente
cuando su candidato presidencial, mientras evoca a Dios a la consiga
de votos, declara haber matado y se enorgullece de ello en una seria
entrevista.
Acaso les corresponde a estas dos personas y a otros hacer creer al
pueblo salvadoreño que ellos tienen la verdad absoluta y quieran
descalificar todo el proceso de los acuerdos de paz, llevando a El
Salvador a que continúe con la pesada carga de la guerra fría,
superada ya, por Latinoamérica y que no permite la reconciliació n de
nuestro pueblo.
De ser así, ¿De que sirvió el haber creado la comisión de la verdad y
su informe cuyo objetivo fue el llevar a nuestro país a un clima de
paz duradera y por el sendero de la democracia?
En su deseo de seguir con la campaña del miedo y sosteniendo la
guerra finalizada ya entre el fascismo y el comunismo, estas personas
se olvidan que hay otro lado de la historia y nos quieren hacer
olvidar los casos y patrones de violencia sufridos por la población
civil en tan sangriento episodio entre hermanos.
Habríamos de olvidar entonces, según ellos, el asesinato de los
jesuitas, las ejecuciones extrajudiciales, entre ellas, San Francisco
Guajoyo, Los dirigentes del FDR, la masacre del Junquillo, las Hojas,
San Sebastian, El Río Sumpul, El Calabozo, el Mozote, los periodistas
Holandeses, las religiosas Norteamericanas, Los asesinatos en
FENASTRAS y COMADRES, El asesinato de Oqueli y Flores, las
desapariciones forzadas de Ventura, Mejia, Rivas Hernandez, Chan Chan
y Mazzi; los asesinatos por parte de los escuadrones de la muerte, El
magnicidio de Monseñor Romero, el asesinato de Roque Dalton y otros
miles de campesinos.
A ellos mismos hay que recordarles que en una guerra no hay malos ni
buenos, todos son responsables de empuñar armas contra sus semejantes.
El grupo de la comisión de la verdad atribuyo el 85% de los casos de
crímenes, ejecuciones, violencia, secuestros y violaciones graves a
los derechos humanos a los AGENTES DEL ESTADO; el 10% de estos casos
se les atribuyeron a grupos paramilitares y a los escuadrones de la
Muerte y finalmente un 5% de los casos denunciados al FMLN.
Al hacer un análisis de las recomendaciones de la comisión de la
verdad, es solamente el cese al fuego y la separación de algunos
elementos de la Fuerza Armada, los que más se han adaptado a los
acuerdos pactados.
Esta ultima, hasta hace un año había respetado los acuerdos de paz,
pero ahora su ministro se ha vuelto a levantar en contra de la
voluntad y esperanza de todo un pueblo.
Actualmente, el partido oficialista y un grupo radical denominado
Fuerza Solidaria esta obligando al pueblo Salvadoreño a retroceder en
el intenso y sacrificado proceso iniciado en 1992.
El informe de la comisión de la verdad sentencia "En el largo
itinerario de las negociaciones de paz, la necesidad de ponerse de
acuerdo sobre una comisión de la verdad, brota del desplome del
comunismo que alentaba a una de ellas y acaso de la desilusión de la
potencia que alentaba a la otra.".
Esto es lo que la comisión percibió como el centro de la negociación
y deja claro que una de las partes renuncia llevar la ideología
comunista hasta sus últimas consecuencias y a la otra a ser
respetuosos de los derechos humanos y la voluntad popular.
Es inconcebible que después de haber recibido una gran lección del
pueblo Norteamericano de haber aceptado el cambio, lo que algunos
llaman una revolución pacifica, nosotros los salvadoreños nos dejemos
engañar y vayamos de la "Esperanza a la Locura".
lunes, 23 de febrero de 2009
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