La oportunidad histórica de la izquierda puede perderse

Víctor Hugo Mata Tobar
matatobar@yahoo.com

El entusiasmo por la izquierda en el continente americano podría calificarse como uno de los tantos signos de los tiempos. Cansados de políticas restrictivas en lo social que ha profundizado la inequidad y la exclusión, los pueblos del continente ven en la izquierda una esperanza, quizás la última, frente a la crisis estructural de un modelo que le ha apostado más al rebalse que al inversión en lo social, y a la libertad irrestricta del mercado más que al fortalecimiento del estado para que lo controle.

El mercado librado a sus propias fuerzas es destructivo, produce pobreza y concentración de la riqueza, lo cual inevitablemente lleva a una crisis, como la que estamos actualmente presenciando. El giro a la izquierda del electorado en la mayoría de países del continente, incluido el triunfo de los demócratas en los Estados Unidos, dejaría a pocos Estados, incluido El Salvador, gobernados por la derecha política conservadora.

La gente del continente ha creído en la izquierda porque ha sabido demostrar pragmatismo y tolerancia, menos retórica socialista y más liberalismo volcado hacia lo social, se busca lo posible no el ideal aunque éste no se descarta como un fin estratégico en la historia futura.

En nuestro país la izquierda tendría por primera vez en la historia republicana, una real posibilidad de alcanzar la presidencia, su candidato tiene convocatoria, se le ve inteligente, honesto y con buenas intenciones.

Su triunfo, sin embargo, no estaría asegurado como se pensaba hacía unos cuatro meses, al menos por lo que dicen las encuestas que muchas veces se equivocan pero la mayoría de veces aciertan, y para mí la razón de su descenso en la preferencia del electorado tiene dos factores: uno, la pobreza del mensaje político de la izquierda y dos, la inteligencia demostrada por la derecha en el manejo de su campaña. Mientras ésta insiste en alcanzar metas concretas, empleo y empleo, el candidato de la izquierda no se sale de la promesa abstracta del cambio.

En Estados Unidos el eslogan del cambio que produjo excelentes frutos a los demócratas, se debió en gran parte porque la mayoría del pueblo de los Estados Unidos rechazaba a Bush, y además Obama hizo promesas concretas.

En El Salvador el presidente actual tiene todavía un alto grado de aprobación por la gente, o sea que el eslogan del cambio en abstracto no parece impactante.

La campaña de la izquierda no es negativa en relación con la derecha y eso en principio parece bien, pero no debería pasar por alto sus debilidades especialmente los casos de corrupción que tanto han impactado a la gente y la sistemática destrucción del medio ambiente.

Las promesas de campaña, por otra parte, deberían ser concretas y atractivas, a guisa de ejemplo sin querer decir que éstas deberían ser, prometer la construcción de 80,000 viviendas por año para salir en cinco años del déficit habitacional, agua potable para toda la gente del campo, seguro de salud universal.

Lo que quiero decir como observador independiente, simpatizante de la izquierda por su proyecto humano, histórico, es que las promesas no deben ser abstractas o generales como hablar de un cambio seguro, esto no tendría atractivo para el electorado.

Finalmente, la izquierda debe cesar en su lucha interna de una vez por todas y ser capaz de mostrar un frente granítico, el oponente es una derecha que históricamente puede cuestionarse por su crueldad y su avaricia, pero que por ahora, está demostrando mucho pragmatismo e inteligencia para ganar las elecciones ¿no lo demostró ya con San Salvador? Violeta sigue, un mensaje vacío, no pudo con las promesas concretas de Quijano.