Un día de cárcel para el señor presidente, solo un día pido, para él, por cada inmigrante que sufre vejaciones, que es secuestrado por las redes de traficantes, que es separado de nuestra patria, por el hambre, por la violencia, por la incapacidad de los gobernantes.
Un día por cada inmigrante, para cada funcionario de gobierno que incumple sus obligaciones, que las ignora. Un día de cárcel para los legisladores, diputados pues, por promulgar leyes sin sentido humano.
Un día nada más por cada migrante preso. Valga decir que nuestros paisanos podrían enfrentar hasta 5 años de prisión por papeles falsos e inmigración ilegal. Un día por cada compatriota violada en México; un día de prisión para el señor presidente, para el funcionario que se llena la boca de eufemismos y mentiras, mientras el pueblo sufre agobiado por la miseria.
Un día de cárcel por cada uno de los inmigrantes que mueren en el desierto; un día por aquellos que mueren ahogados.
Un día de cárcel nada más, es una condena justa, un día nada más por mis compatriotas que son abusadas, prostituidas, y vendidas; un día por cada uno de aquellos que son robados, asesinados, golpeados, estafados; la lista continuaría, pero yo no soy el que la alargará. Un día nada más, por cada indocumentado que salió de nuestra tierra, porque en ella no encontró esperanzas. Por aquellos que huyen de la violencia, por los que el hambre puede más que el miedo.
Por todos ellos, yo pido un día de cárcel por cada uno. Por no dar la seguridad legitima y que legalmente deben ofrecer. Por crear un clima de terror, por la miseria que no combatieron, por la miseria que generaron, solo un día por cada uno de los que se vio obligado a abandonar a su madre, a sus hijos, a su mujer y a sus costumbres.
Como esto no es poesía; día a día los Estados Unidos endurece las medidas antiinmigrantes, ya sea esto a nivel local, estatal o federal. La discusión sobre la legalidad, legitimidad y cualquier aspecto en este sentido, es mientras tanto intrascendente en este escrito, aunque no menos importante.
Estados Unidos combate la inmigración ilegal de latinoamericanos; tanto como El Salvador la de ecuatorianos, hondureños y nicaragüenses que ocupan nuestro territorio para llegar a ese país.
La discriminación hacia los latinos, mal llamados por muchos mexicanos, cosa que no es mala, pero si errónea, es aberrante. Pero la discriminación no solo se da en Estados Unidos, también en México y en Centro América.
Nuestros gobernantes son culpables de la muerte, la tristeza y la separación, de la soledad y de la desintegración cultural que hemos sufrido, que estamos sufriendo.
Ojalá un día, un abogado, uno de esos de verdad, no de otros que solo cobran, uno encuentre la forma, de enjuiciar a los responsables. En nuestros tribunales, en España, en la corte internacional, en algún lugar del mundo. Ojalá que los que tienen oídos para oír, y viven legalmente en Estados Unidos, convenzan a sus legisladores de combatir la pobreza generada por los gobiernos latinoamericanos, que lanzan tanta gente a los países desarrollados.
Es triste, muy triste ver a nuestra gente lejos, es triste sentirse solo, desamparado, es vergonzoso pensar que no tienen que hacer en nuestra tierra, pero lamentablemente, es la fría realidad.
Es cierto que muchos han progresado, pero son demasiados los que mueren en el camino. Son muchos los sufrimientos, aún de aquellos a los que les ha ido bien. Es mucha la injusticia contra ellos, es demasiado el acoso; pero todo esto es solo responsabilidad de nuestro gobierno. La inmigración acabará, cuando acabe el hambre.
La temporada invernal pasada, una salvadoreña murió de hipotermia, de frío, refugiada en una alcantarilla, por ella pido dos días de cárcel, para los responsables, para el gobierno y sus funcionarios, y dos días por todos aquellos que mueren en tragedias como esta. Solo dos días por cada uno.
Las violaciones a los derechos humanos de los inmigrantes ilegales, son una realidad palpable. Estas violaciones, en el caso de salvadoreños y centroamericanos en general son muy preocupantes. Lo peor aún es que responsabilice el gobierno a otros estados y países, donde si bien es cierto que algunos malos elementos de sus autoridades y otros del pueblo, abusan y ultrajan.
Pero la verdad, el buscar medidas que favorezcan a los indocumentados que radican en el extranjero o para que no los regresen, eso es solo una pequeña parte del trabajo por hacer. Y deben seguir haciéndolo, eso es su obligación, pues nuestros ESTADOS, los obligaron a marcharse, a buscar comida y seguridad lejos de casa.
Hasta cuando seguiremos buscando la comida, y no el sueño americano, lejos de nuestra patria, lejos de nuestra gente, lejos de donde el cariño y el ombligo quedaron enterrados.
Un día por cada uno de los nuestros, no es mucho, pero creo que la vida no les alcanzaría.
Un día por cada inmigrante, para cada funcionario de gobierno que incumple sus obligaciones, que las ignora. Un día de cárcel para los legisladores, diputados pues, por promulgar leyes sin sentido humano.
Un día nada más por cada migrante preso. Valga decir que nuestros paisanos podrían enfrentar hasta 5 años de prisión por papeles falsos e inmigración ilegal. Un día por cada compatriota violada en México; un día de prisión para el señor presidente, para el funcionario que se llena la boca de eufemismos y mentiras, mientras el pueblo sufre agobiado por la miseria.
Un día de cárcel por cada uno de los inmigrantes que mueren en el desierto; un día por aquellos que mueren ahogados.
Un día de cárcel nada más, es una condena justa, un día nada más por mis compatriotas que son abusadas, prostituidas, y vendidas; un día por cada uno de aquellos que son robados, asesinados, golpeados, estafados; la lista continuaría, pero yo no soy el que la alargará. Un día nada más, por cada indocumentado que salió de nuestra tierra, porque en ella no encontró esperanzas. Por aquellos que huyen de la violencia, por los que el hambre puede más que el miedo.
Por todos ellos, yo pido un día de cárcel por cada uno. Por no dar la seguridad legitima y que legalmente deben ofrecer. Por crear un clima de terror, por la miseria que no combatieron, por la miseria que generaron, solo un día por cada uno de los que se vio obligado a abandonar a su madre, a sus hijos, a su mujer y a sus costumbres.
Como esto no es poesía; día a día los Estados Unidos endurece las medidas antiinmigrantes, ya sea esto a nivel local, estatal o federal. La discusión sobre la legalidad, legitimidad y cualquier aspecto en este sentido, es mientras tanto intrascendente en este escrito, aunque no menos importante.
Estados Unidos combate la inmigración ilegal de latinoamericanos; tanto como El Salvador la de ecuatorianos, hondureños y nicaragüenses que ocupan nuestro territorio para llegar a ese país.
La discriminación hacia los latinos, mal llamados por muchos mexicanos, cosa que no es mala, pero si errónea, es aberrante. Pero la discriminación no solo se da en Estados Unidos, también en México y en Centro América.
Nuestros gobernantes son culpables de la muerte, la tristeza y la separación, de la soledad y de la desintegración cultural que hemos sufrido, que estamos sufriendo.
Ojalá un día, un abogado, uno de esos de verdad, no de otros que solo cobran, uno encuentre la forma, de enjuiciar a los responsables. En nuestros tribunales, en España, en la corte internacional, en algún lugar del mundo. Ojalá que los que tienen oídos para oír, y viven legalmente en Estados Unidos, convenzan a sus legisladores de combatir la pobreza generada por los gobiernos latinoamericanos, que lanzan tanta gente a los países desarrollados.
Es triste, muy triste ver a nuestra gente lejos, es triste sentirse solo, desamparado, es vergonzoso pensar que no tienen que hacer en nuestra tierra, pero lamentablemente, es la fría realidad.
Es cierto que muchos han progresado, pero son demasiados los que mueren en el camino. Son muchos los sufrimientos, aún de aquellos a los que les ha ido bien. Es mucha la injusticia contra ellos, es demasiado el acoso; pero todo esto es solo responsabilidad de nuestro gobierno. La inmigración acabará, cuando acabe el hambre.
La temporada invernal pasada, una salvadoreña murió de hipotermia, de frío, refugiada en una alcantarilla, por ella pido dos días de cárcel, para los responsables, para el gobierno y sus funcionarios, y dos días por todos aquellos que mueren en tragedias como esta. Solo dos días por cada uno.
Las violaciones a los derechos humanos de los inmigrantes ilegales, son una realidad palpable. Estas violaciones, en el caso de salvadoreños y centroamericanos en general son muy preocupantes. Lo peor aún es que responsabilice el gobierno a otros estados y países, donde si bien es cierto que algunos malos elementos de sus autoridades y otros del pueblo, abusan y ultrajan.
Pero la verdad, el buscar medidas que favorezcan a los indocumentados que radican en el extranjero o para que no los regresen, eso es solo una pequeña parte del trabajo por hacer. Y deben seguir haciéndolo, eso es su obligación, pues nuestros ESTADOS, los obligaron a marcharse, a buscar comida y seguridad lejos de casa.
Hasta cuando seguiremos buscando la comida, y no el sueño americano, lejos de nuestra patria, lejos de nuestra gente, lejos de donde el cariño y el ombligo quedaron enterrados.
Un día por cada uno de los nuestros, no es mucho, pero creo que la vida no les alcanzaría.
1 comentarios :
Buenisimo man
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