En la tribulación de los últimos tiempos, espero haber borrado el recuerdo de lo desconocido.
La confianza de haber amado a la desconocida será como nube mortal, que desaparece con los vientos del otro otoño.
Lagrimas, derramadas con el filo de la espada del Apocalipsis salen de mis ojos al compás de las gotas de lluvia del chaco boreal.
Añoranzas de lo desconocido resuenan en mi pecho,
como violines desafinados en mi oído, como si el ayer fuera el día que nunca sucedió.
martes, 15 de abril de 2008
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