Versión Moderna en californiano alto. Por Eligio D’Jesus
Durante el verano de aquel soleado año el hormiguito, siguiendo todos sus valores puritanos de trabajar y trabajar, sacrificarse para merecer; que le habían venido por tradición o educación; se la paso almacenando comida para el invierno que indiscutiblemente venia cada año. (Entre la mara decimos tremenda enganchada, pues es solo para que les crezca el diezmo)
Cuando empezó la primavera trabajaba ocho horas como decía el código de trabajo de las hormigas, cuando llego el verano el hormiguito dispuso trabajar tiempo extra (overtime) y su esposa doña hormiguita le decía: “no trabajes tanto ya casi ni te veo; mira al grillo que se la pasa solo cantando y así lo hizo el año pasado y sobrevivió el invierno”.
El hormiguito sintiéndose superior, por el cumplimiento de los preceptos morales de la sociedad de insectos, le contesto: --pues si pero todavía no me ha pagado la comida que le preste al sinvergüenza! Y se fue a trabajar otras diez y seis horas. La hormiguita trataba de esperarlo pero se dormía y otra vez en la mañana el hormiguito se iba a trabajar; se le olvidaba darle el beso de despedida a la hormiguita y se quedaba muy triste. En el camino el hormiguito se quejaba “tanto que trabajo y no me agradecen, solo me reclaman tiempo, como que no tuviera uno que trabajar”.
Pues bien, después se le ocurrió al hormiguito no tomar descansos (breaks), y comer mientras trabajaba y seguir trabajando hasta más horas. Se acostumbro tanto a ver a la hormiguita que no se daba cuenta que estaba bien bonita, y ni que la atendía.
El grillo era otra historia, era un grillito serenatero, ponía serenatas hasta de día y bueno no almacenaba nada pero tenia montón de amigos serenateros. (Estos amigos decían donde come uno comemos todos!) Siempre se cuenteaba a la hormiguita pero sin pasarse y le cantaba una que otra canción. En total que el grillito no tenia ni buena voz, pero dale y dale divierta que divierta con su violincito desentonado que sus amigos borrachos de todos modos escuchaban bien en las serenatas a las enamoradas, como las mariposas, las luciérnagas, las esperanzas, las ronronas, las zompopitas, etc. etc. pues para que cansarlos!
Se venia ya el fin del otoño y el hormiguito trabaja y trabaja hasta que le decían que se había vuelto workaholico. Aquí en California esto se refiere al síndrome derivado de un desorden bipolar que le llaman compulsión. (para aquel que sea mas sabihondo lo puede buscar en el DSM IV a mi me da por comer y otras cosas que no esta muy bien de mencionar en este cuentecito.
Pues bien como les venia diciendo, el hormiguito trabaja y trabaja hasta que le dio un ataque al corazón y se le paro el chacalele. El entierro estuvo muy alegre,….. perdón! concurrido, pues fueron todos sus amigos o conocidos, y el grillito cuidando y consolando a la hormiguita.
Después del entierro la hormiguita se quedo muy triste pero por supuesto bien aperada de provisiones, casa, comida, ropa de invierno, dinero en el banco, herramientas que el finado hormiguito había comprado en “sale” (ganga) para cuando no tuviera que hacer. Pero la hormiguita seguía triste y suspira que suspira y el grillito que la consolaba y la consolaba!
Para no hacerles largo el cuento el grillito se caso con la hormiguita y todas sus provisiones de comida, dinero en el banco, casa y un montón de cachivaches.
Hay ustedes saquen su moraleja pues los tiempos han cambiado y además es noche, y calabaza, calabaza cada uno para su casa.
miércoles, 16 de julio de 2008
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