Noche nueva en tierra extranjera,
donde el gaélico susurrar del Sena
es cómplice de la nube que llora
la tortura perpetua que talla mi alma,
clavando filosos puñales en mi oído
Con sonetos plagados de desconsuelo
por la vida que no es, por la que sí es,
por ser como soy, por ser como eres,
tu cuerpo lo extraño, pero no tanto
como a ti, mi siempre princesa.
Noche soleada de camas y cortesanas
Solo en la fantasía temida de aquella que amo
llenando con plaga mi sentimiento añejado
matando mi voluntad con dagas certeras
el ocaso, amor, no quiero hallar.
En la embestida, desgarras mi mente;
en mi corazón al contrario, el amor florece
si solo fueras un poco más como te quiero
si solo entendiera un poco más tu pensamiento
pactaríamos ser tú y yo, sin ser solo uno.
Noche silente en el abrumante contigo,
musitando liturgias, siendo ateo confeso
de tus rezos provenientes del dios mentiroso
que goza y sacrifica mi amor auténtico
en heréticas misas, carentes de verdad.
Diosas y dioses, quienes sois vosotros
si no sois el verdadero, ese que vive en mí
pero también en ella, por que buscáis fuera
cuando sabes que la amo, con toda mi esencia,
como niño rendido, sin mentiras y tropiezos.
Noche siguiente para evitar tu llegada
convoco a las fuerzas armadas
para reprimir a las más bellas estrellas
y torturar el firmamento para que diga mi verdad
te pido no llegues, no llegues por piedad.
Moro
martes, 20 de mayo de 2008
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