martes, 27 de mayo de 2008

Gracias a Dios soy ateo

Soy ateo del dios creado por los hombres, ese que exige ritos, cultos y sacrificios; no creo en ese dios. Me niego a creer en un dios que exige cumplir con reglas y que al mismo tiempo nos da la tentación. En ese dios no creo. Tampoco creo en ese dios que castiga, que obliga a que lo adoren; y si lo desobedecemos nos ofrece sufrimiento y tormento eterno; no creo en un dios egocéntrico, ni en un dios tirano; no creo en el dios que bendice la guerra. En ese dios no creo; en ese dios que pide excluir a los demás, por que no creen igual como lo dice la iglesia, o como la iglesia quiere. A ese ser creado por nosotros me rehúso a llamarlo padre, o dios o piedra.

Al dios de las religiones que excluyen a los demás, a ese que pide que no llamen hermanos al resto de la humanidad, o que pide que se desconozca a nuestra madre o padre, o hasta nuestros hijos; a ese yo le llamo el dios creado por el hombre, para oprimir y reprimir, para subyugar y para torturar, para imponer al hombre sobre los demás. El dios de la separación, ese, no quiero tomarlo como dios; por que es opcional tomarlo como dios o no. Y aún cuando lo tome seguirá siendo solo un dios.

Creo en el Dios del Amor, en ese que es Amor, en ese que no exige nada, que lo da todo; ese que nos da amor y comprensión; creo en el Dios que sabe quien soy, por que sabe que es parte de mí y que sabe que soy parte de Él. El Dios verdadero es Padre, Fuente, es Todo y no esta en ningún lugar específico pero esta en todas partes al mismo tiempo. Creo en Dios, en ese que dice que las religiones no son necesarias, pero que entiende que todos los caminos llevan hasta él, hasta mí, hasta ti, por que todos somos uno en Él. Aleluya a Dios, a ese que no tiene nombre y tiene todos los nombres. Dios no necesita pruebas. Creo en el Dios que ama a los musulmanes, tanto como a los católicos, a los cristianos, a los testigos, a los budistas y a los ateos; a ese que ama a todos aquellos que mencione, y a los que no he mencionado


El Amor de Dios es, y no necesita más. Dios solo te ama a ti, como su hijo, pues en ti estoy yo, y toda la creación; en la creación estoy yo en ti, y tú en mí; y tú estas en toda la creación. El que no tiene nombre es paciente y no se altera, no espera nada, pues sabe todo. Dios espera hasta que reconozcamos en nosotros a nuestra Fuente. Reconocer a nuestra fuente en nosotros es algo sencillo, solo requiere reconocer nuestra fuente en todos los demás. Y en todo.

Soy ateo, soy católico, soy musulmán, soy budista, soy cristiano, soy yo. Y Dios esta en mí, a pesar de mí y de lo que yo crea ser. Dios en mí, como en ti.

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