miércoles, 7 de mayo de 2008

La Nueva Guerra Civil Salvadoreña

Los Nuevos Insurgentes

Mil veces, desde niño, en la Barra de Santiago intente detener la arena del mar con mis manos, otras en el Cuco, otras en San Diego, y otras más en mi mente. La arena mojada que hace cosquillas, y que corre como el agua, libre, corre sola, sigue su instinto natural. Muchas veces cerré los caminos para que no se fuera más allá de donde yo quería. Pero siempre lograba escapar, encontraba un nuevo camino; o por fin se consumía el agua en el fondo de la prisión que había creado; la arena se secaba, moría, ya no tenía razón de ser, y se transformaba en una masa gris, que al menos no tenía la vivacidad de antes. La verdad nunca pude contener la arena.

En el desierto, en las dunas, con arena seca hice lo mismo. La arena siempre encontraba un lugar por donde salirse de mis manos.

Acabo de pensar en la masa de los panaderos, o de las tortillas, al apretarla siempre se escurrira por nuestras manos, algo pasa al apretarla, por más que uno quiera contenerla; a más presión ejercida mayor intento de escape. Revolución es igual a escape; ya sea de las condiciones económicas, de libre expresión, de imposición cultural, religiosa, moda, etc.

Number 21, November 16, 1994

La Revolución como una necesidad histórica

Realmente que la Revolución Popular en El Salvador es una necesidad histórica, es como una tarea que esta pendiente desde muchísimos años, es un Reto Histórico que pesa sobre las espaldas del pueblo; una carga, que tarde o temprano el pueblo debe sacudirse de una vez por todas.

Esta Revolución Popular, como una necesidad histórica, es el resultado de la cadena de años de explotación y miseria que han estado sufriendo en El Salvador, principalmente los obreros y campesinos pobres.
Fuente: Texto integro sin modificaciones extraído de la página http://oaranda.free.fr/historia/El-salvador.htm


Al leer esto y otras fuentes, con mayor o menor calificación, que tratan de explicar las causas de la revolución, de nuestros movimientos armados; me siento obligado a hacer una comparación con la situación social en El Salvador. Las maras, independientemente de su comportamiento, son el resultado de la opresión y la explotación de las grandes mayorías. Que si bien tienen otras implicaciones o complicaciones, en esencia son un movimiento contra la autoridad establecida; contra la realidad establecida por otros.


Un insurrecto, es todo aquel que se subleva contra la autoridad pública, ejerciendo violencia colectiva, que puede ser interna (de la que se deriva una guerra civil), o emancipadora (que busca la independencia de un territorio).
Fuente: Wikcionario

insurrecto, ta.

(Del lat. insurrectus, part. pas. de insurgĕre).


1. adj. Levantado o sublevado contra la autoridad pública.
Fuente: Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española

Para mí no es necesario hablar de ideología para considerar insurgentes a un grupo de personas; ni tampoco de corrientes políticas para ver una insurrección, o una guerra civil. Aquí y ahora veo que las causas de las pandillas, las maras son las mismas que las de cualquier otra revolución. Las causas que originaron nuestros levantamientos armados han sido las mismas históricamente.

Los pandilleros salvadoreños, son los nuevos insurgentes, que si bien no tienen una corriente ideológica definida, persiguen ejercer el poder, a su propia manera, a su propio estilo; formalmente hablando, a través de lo que han considerado su método alternativo, robo, pillaje, extorsión, etc. Tienen una definición objetiva, consiente o inconscientemente, de la lucha que persiguen; quitarse el yugo de la opresión social, religiosa, hambre, desintegración, pobreza, desigualdad, etc. Las pandillas juveniles, las maras son esa masa de tortilla que hemos apretado en nuestras manos; o mejor dicho que las políticas gubernamentales han apretado tanto, que han buscado una salida alterna. Esto los convierte en los nuevos insurgentes.

Estos nuevos insurgentes tienen una dificultad agregada; al problema que representan en si mismos; su carencia de una ideología social definida, a lo que hay que sumarle la ausencia de lideres con un pensamiento intelectual; lo que deforma su lucha en pillaje, vandalismo, violencia, crimen y más. Sin embargo son un campo de cultivo importante que puede cualquiera retomar, encausar y generar en ellos, su brazo armado con las agallas suficientes para enfrentar al poder establecido. Esto tampoco es nuevo, ya narcotraficantes y organizaciones con colores partidistas han utilizado el método en cuestión, convirtiendo a los mareros en mercenarios y alejándolos de su visión insurgente natural.


Las maras en El Salvador son el producto social de las políticas de gobierno que siguen explotando al pueblo, desangrando su necesidad y sobretodo excluyendo por la vía económica a la mayoría. ARENA se ha encargado de crear segregación social, un apartheid definido por el consumo, o consumismo y el poder adquisitivo; ya sea vía corrupción, remesas, ganancias exorbitantes; hasta violencia social y delincuencia común y organizada. En esta separación social, al menos para mí, existen subgrupos de acuerdo al poder económico y la fuente de sus ingresos. Esta situación esta generando más y más descontento; pero sobretodo más gente con necesidades insatisfechas; desde las reales hasta las creadas.
Las luchas sociales en América Latina no se reducen a los levantamientos contra gobiernos neoliberales, que tuvieron a los sectores populares -aglutinados en desocupados urbanos, campesinos, negros e indígenas, las minorías sexuales y mujeres, entre otros- como los principales sujetos promotores del cambio. Por el
contrario, la lucha social encuentra su raíz en los levantamientos sociales de hace más
de cinco siglos que postulaban una reivindicación de identidades, la defensa de la condición humana y un firme vocación de libertad y autonomía. María Victoria Romero Comunicadora Social y docente de la UNLP e integrante del Portal de Estudios en Periodismo y Comunicación Social (PECyP)
Los mareros buscan reivindicar su condición de seres humanos, de hijos y parientes, de no excluidos por una sociedad que en su carrera consumista se ha olvidado en muchos sectores de la dignidad humano, de los valores; y además combate a los jóvenes integrantes de estos grupos como delincuentes comunes. Entiendo que sus actos son de delincuencia común y no se pueden comparar con actos legítimos de lucha social ideológica. Pero las causas de estos chicos y chicas son las mismas que originaron el levantamiento del 32 y que además encendieron la llama de nuestra última guerra civil.

Los mareros son gente con corazón, y fuera de mis percepciones espirituales, son personas que pueden aportar mucho a la sociedad; parte de la solución esta en nosotros, al abrir para ellos en nosotros y con otros oportunidades de mostrar el lado bueno. Mi madre tiene un precioso dicho: No hay malo que no tenga rasgos de bondad, ni bueno que no tenga rasgos de maldad. El trabajo del nuevo gobierno, espero del de Mauricio Funes, se deberá enfocar en soluciones reales, humanas y no solo de confrontación con estos jóvenes. Caso contrario estos chicos y chicas podrían ser un factor desestabilizador del nuevo gobierno, ya sea por su peso mismo, o por intereses ajenos a ellos, que se aprovecharían de su organización.

No pediré para los mareros perdón y olvido; pero si pido a quien corresponda, incluso a los intelectuales de derecha, a Arena mismo; que tomen más en serio la solución a un problema social, que será dentro de pronto tan grave como el hambre cuando no hay alimento. En esta petición no puede dejarse de lado la reinserción social, la comprensión y el cambio de políticas estatales en cuanto al ingreso y dignidad laboral.

0 comentarios :