Primera Parte
Cuantos de nosotros nos hemos pasado la vida tratando de..., ya sea tomar el lápiz, o tratando de hacer algo, coronar una carrera, conseguir un mejor trabajo, una mejor oportunidad, tratando de tener nuestro negocio; hasta tener una novia más bonita...
Y la vida se convierte en una tanatada de "tratando", una carreta llena de intentos que se transforman en frustraciones. Y siempre decimos, pero si yo "trato". Siempre hacemos el mejor esfuerzo, pero no obtenemos lo que deseamos.
En el ejercicio de trata de tomar el lápiz, no puedes hacer nada, si solo tratas de tomar el lápiz, éste se quedará en el mismo lugar siempre. Si lo tomaste, entonces, ya no trataste, sino que lo tomaste. Entonces, podemos decir, que lo tomas o no lo tomas. Pues si solo intentas tomarlo, entonces no lo tomaste. Si solo intentas hacer algo, no haces NADA.
Para poder hacer algo, debemos tener en nuestro corazón, como sentimiento y no como pensamiento, un deseo. Ese deseo debe ser algo real, algo que sea posible describir, y para nosotros que hasta lo podamos sentir real. El acto de desear - soñar despierto, es un acto divino. Si deseo tener un carro, lo pueda manejar, no importa que sea en el sillón de mi casa, solo yo, sin que nadie me vea, debo vivirlo en el reino de la imaginación; de allí llegará a la realidad física.
Somos Hijos del Dios Verdadero, del Rey de Reyes. Por lo tanto somos mínimo príncipes o reyes, o al menos hijos del rey; y los hijos del Rey tienen todo lo que quieren. En ese sentido, debemos estar seguros que lo que hemos pedido, se nos ha concedido. Todo lo que pidamos a Dios, se nos concede. Estemos conscientes o no del hecho. Entonces mejor es estar despiertos en el espíritu, para saber que hemos pedido, que pedir dormidos o inconscientes de nuestro ser.
Esta primera reflexión se orienta a soñar despiertos, no solo nos quedemos intentando tener algo, tengámoslo, al menos en nuestro corazón, eso quizá se llame fe; y cuando digo tengámoslo en el corazón, es decir démoslo como recibido. Entonces, y solo entonces, ese deseo se puede materializar.
Hay tres condiciones para que todo lo que hemos pedido y se nos ha concedido, se materialice. Estas son que sepamos que todo lo que hemos pedido se nos ha concedido ya, sin haber planificado el cómo; cuando es por fe; pero eso significa que debemos estar dispuestos a recibir. Segundo, que nuestro deseo no intente dañar o perjudicar a nadie más; y tercero: la gratitud. Practicarla, vivirla, sentirla, con Dios y toda su creación.
La paciencia, si bien no es parte de esto, es importante, no solo por que es parte del cómo, cuando no tenemos paciencia, retrasamos la entrega de nuestro milagro, pues queremos decirle a Dios, como debemos tener nuestro deseo o petición.
Comencemos con cosas pequeñas, no con cosas grandes. Luego seguimos pidiéndo, es algo como decir, me subo al bus y encontraré asiento, pruebe y prube, antes de subirse, es como si ya lo tuviera, funciona, solo si cree. Pruebe con el parqueo.
Antes de que se me escape, es importante decir, que TODOS, somos dignos de recibir de Dios, lo que pedimos, por eso, ha sido concedido. Como observación, si queremos navegar en lancha, llevamos la lancha al río, al lago, al mar, a donde hay agua. No esperamos que el agua llegue.
Hay que estar dispuestos a recibir las bendiciones.
domingo, 22 de junio de 2008
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