Dichosos seremos sobre,
el sendero del los cielos
y alcanzar en la existencia…
Ser ángeles en la tierra,
alegramos la humanidad,
nuestra alma pura y sublime,
entre los caminos de Dios…
Los ojos del mundo miran,
encantos en nuestros juegos,
damos a todos los grandes;
tenemos la virtud sana…
De alegrar todos hogares,
sin guardar entre rencores,
cantamos con muchas fuerzas,
con el fino viento al pasar…
Nos llaman –mi cielo, mi amor,
mi tesoro, mi vida y rey,
Príncipe de sus hogares
y con besos nos envuelven,
callando los sentimientos
con el llanto que perdemos,
En el baúl del olvido…
con una gracia y sonrisas
entregamos nuestro amor…
Secando con la esperanza
que también son lágrimas
de alegría que Dios manda
a sus ángeles en la faz
de esta tierra universal…
Aristarco Azul
domingo, 19 de septiembre de 2010
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