Hoy amanecí molesto con el mundo, con Dios, pero sobretodo conmigo mismo, y renegaba de Dios. Una viejita en la calle me pidió limosna, mal humorado le dijo que no, y ella dijo por favor!
Saqué de mala gana una moneda y se la di, a cambio ella me insistió en que tomará un pajarito de tela que andaba vendiendo. La gratitud en su rostro me decía en silencio, por favor tome uno. Mi rabia y mi enojo cambiaron, y le pregunte: ¿cuál es el más bonito?, y en su rostro solo encontré silencio, pero un silencio hermoso, algo que me decía, los hice con amor, con esperanza, con ganas de vivir.
Tomé uno, y ella me dijo con una voz ahogada, "Gracias".
En ese instante mi cólera contra Dios paro, y una voz en mi interior me decía, ¿aja, así que no ves a Dios en tu vida?
En esa viejita vi a Dios, pero esa viejita me regaló más que eso, mucho más, me permitió por un instante ver a Dios en mí.
Mi rabia, mi enojo, desaparecieron.
Dios, Fuente Creadora, Padre, Jesús, Alá, como quieran llamarlo está en todos y en todo, pero sobretodo en ti mismo; seamos hoy un espejo de Paz, de Amor, de Paciencia, de Esperanza, de Ganas de Vivir en la abundancia que Dios nos dío, una abundancia que va más allá de lo aparente.
martes, 7 de septiembre de 2010
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