Tomado de El Universal
La líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992, alertó ayer que “de México a Panamá, la crisis es bastante clara”, porque el golpe de Estado del 28 de junio anterior en Honduras desató una cadena de fuerzas fascistas de la extrema derecha regional que estaban ocultas desde el final de los conflictos bélicos en Centroamérica en 1996.
Con énfasis, Menchú pidió a Washington que aplique presión “más contundente” sobre los golpistas hondureños para restituir al depuesto gobernante Manuel Zelaya y alertó que la salida tampoco debe construirse “en la impunidad” de los que “quebraron” el régimen de derecho.
“La democracia está en crisis”, insistió Menchú en rueda de prensa en esta ciudad. La crisis afecta desde México a Panamá, porque para comunicarse con cualquier país del área hay que pasar por Honduras, que es “estratégico”, subrayó. “Las huellas de las dictaduras del pasado, no están muertas en América Latina. Los retoños de las dictaduras tienen más fuerza política y económica”, puntualizó la lideresa.
Tras el derrocamiento de Zelaya, en Guatemala, El Salvador y otros países resurgió la derecha con represión e impunidad, afirmó.
“Los escudos de la guerra fría, a raíz del golpe de Estado en Honduras, han aflorado“, ya que “de repente nos salen voces” que se creían superadas con los procesos de paz que terminaron con las guerras en El Salvador, Guatemala y Nicaragua (entre 1990 y 1996) pero que ahora reiteran mensajes de anticomunismo y amenaza a los derechos humanos, dijo.
Antes del golpe, “nadie picaba el ambiente para esos radicalismos” que emergieron con la caída de Zelaya, recalcó. Al denunciar actitudes de “fascismo” en su país, relató que en Guatemala “se han radicalizado las posturas de extrema derecha, que se pensaba que ya no existían”. La derecha “se atrinchera para protegerse de los vientos del sur, que para ellos son los gobiernos de Chile, Bolivia, Ecuador o Nicaragua”, aseveró.
La meta, adujo, es repetir la doctrina de guerra fría “que en verdad oculta pretextos económicos, de una crisis del sistema”, explicó, al recordar el choque que por años sacudió al mundo bipolar político entre los bloques del Este, encabezado por la ahora desaparecida Unión Soviética, y el Oeste, comandado por Estados Unidos. “Hay una nueva Rusia, una nueva Unión Soviética, que se llama Chávez”, indicó. Lo ocurrido en Honduras causa inquietud porque se utiliza para “chavizar” el conflicto, comentó, en referencia al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su lazo con Zelaya.
Descarta ceder el poder
Entre tanto, el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, aseguró ayer que estaba dispuesto a dialogar con las autoridades de facto del país centroamericano, pero no a negociar su eventual retorno al poder.
En declaraciones a la emisora venezolana Unión Radio, Zelaya afirmó que estaba abierto al diálogo pero “no negociar lo que nosotros llamamos la soberanía, o sea, no sustituir la soberanía del pueblo por una negociación” de élites, precisó.
Las oportunidades de un nuevo diálogo en Honduras parecían crecer, con la Organización de Estados Americanos confiada en que su misión que llegará al país sentará en la mesa al gobierno de facto y a representantes de Zelaya.
La delegación de la OEA aterrizará hoy en Tegucigalpa liderada por su secretario general, José Miguel Insulza, que tiene el desafío de tratar de reconciliar las posiciones entre los golpistas de Roberto Micheletti y el depuesto Zelaya. Con información de agencias)
miércoles, 7 de octubre de 2009
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