Por cosas de trabajo estoy en Tunez, un país eminentemente musulman, donde hay muchas más libertades de las que me habían contado. Realmente es la versión musulmana de un país como el nuestro, El Salvador, un país eminentemente cristiano.
Al pensar en la libertad de esta gente, donde cualquier tema puede ser abordado, con toda libertad, a excepción de la religión, política y sexo.
Sin embargo sus ciudadanos no dejan de ser entes políticos y sociales.
Es un país donde el común del ciudadano se siente orgulloso de su sistema de salud público, etc.
Con todo que ver o sin nada, me lleva a El Salvador; a preguntarme por la libertad de mi gente; ¿es el salvadoreño promedio libre?
¿Es libre de elegir la educación de sus hijos?
¿Es libre de escoger la calidad y el tipo de asistencia médica que recibirá?
¿Es libre de comer lo que se le antoje, o lo que necesite de manera especial por sus condiciones de salud?
¿Es esa nuestra libertad?
Seguramente muchos saldrán a defenderla, y diran que sí, que esa es libertad; sin embargo tengo mis dudas enormes, pues esa no es libertad, esa es esclavitud; una esclavitud moderna.
Entonces cual es el miedo a nuevas experiencias políticas y sociales.
Será que nuestra sociedad esta tan sumergida en su esclavitud que ve a sus amos, como regentes de una libertad falsa.
¿Cómo obtener nuestra libertad?
Espiritualmente, quizá sí, pero en este mundo material, como la obtendremos?
lunes, 8 de marzo de 2010
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