“ECO DE AMOR MATERNAL”
En un aposento se oyó
como diálogo perfecto
una fuerte voz varonil
que decía a cuatro horizontes
con los sentidos cruzados…
-Con mis locas esperanzas,
truncadas en este túnel
de la vida circundante,
me fui lleno de esperanzas,
de encontrar placeres vanos
y manchado estoy por siempre
y para siempre, ahora tengo
ansias y anhelos sutiles
que al verme tus lindos rubíes
tristes, pero alegres en verme
me palpita mi corazón
indulgente, acompañado
con esta alma ya vacía
al verte te veo más linda,
amorosa, dulce ,santa
y divina, como puedes
ver mi cielo, nubecillas
blancas en esos ojitos
que ya no parpadean igual,
la fijeza del tiempo ha
madurado, tus pupilas,
y la historia se ha encargado
de tener tu atisbo lindo,
penetrante y delicado…
Aquí estoy como hijo pródigo,
con el deseo de tus brazos,
besos y cariños tiernos,
pidiendo con arrogancia,
que vuelvas a endulzar
mis oídos ensordecidos
y con tu voz de soprano,
para dormir ya tranquilo,
quitándome este insomnio…
¡Gracias mi amada!… ¡Dios
Sacrosanto!… - Así quedo
dormido en brazos de una mujer
de pelo blanquecino con
rayos de plata, que la luna
desprende por las noches
espesas, que al despertar
el amanecer siguiente,
se escucharon en las faldas
de volcanes, que estremecieron
el silencio mismo, llegando
hasta las puertas del cielo
su eco -¡Madre te amo!, ¡Te amo!,
¡Te amo!, ¡Madrecita linda!…
Aristarco Azul
En un aposento se oyó
como diálogo perfecto
una fuerte voz varonil
que decía a cuatro horizontes
con los sentidos cruzados…
-Con mis locas esperanzas,
truncadas en este túnel
de la vida circundante,
me fui lleno de esperanzas,
de encontrar placeres vanos
y manchado estoy por siempre
y para siempre, ahora tengo
ansias y anhelos sutiles
que al verme tus lindos rubíes
tristes, pero alegres en verme
me palpita mi corazón
indulgente, acompañado
con esta alma ya vacía
al verte te veo más linda,
amorosa, dulce ,santa
y divina, como puedes
ver mi cielo, nubecillas
blancas en esos ojitos
que ya no parpadean igual,
la fijeza del tiempo ha
madurado, tus pupilas,
y la historia se ha encargado
de tener tu atisbo lindo,
penetrante y delicado…
Aquí estoy como hijo pródigo,
con el deseo de tus brazos,
besos y cariños tiernos,
pidiendo con arrogancia,
que vuelvas a endulzar
mis oídos ensordecidos
y con tu voz de soprano,
para dormir ya tranquilo,
quitándome este insomnio…
¡Gracias mi amada!… ¡Dios
Sacrosanto!… - Así quedo
dormido en brazos de una mujer
de pelo blanquecino con
rayos de plata, que la luna
desprende por las noches
espesas, que al despertar
el amanecer siguiente,
se escucharon en las faldas
de volcanes, que estremecieron
el silencio mismo, llegando
hasta las puertas del cielo
su eco -¡Madre te amo!, ¡Te amo!,
¡Te amo!, ¡Madrecita linda!…
Aristarco Azul
0 comentarios :
Publicar un comentario