Madre, se están cruzando rayos en el cielo
entre las estrellas y la luna de plata,
parece que parpadean con temor perdido…
-No hijo, son luceros que Dios nos ha dejado,
para que iluminen el espacio celeste,
y nos deleitemos desde aquí por las noches…
Y siempre cuidan el cielo madre mía
son ángeles guardianes nocturnos cuidando
las puertas del cielo que esperan a infantes
para que sirvan en la corte celestial…
- Puedo ir a servir en esa corte divina
Con el permiso divino benevolente
-Siempre y cuando mantengas el alma y corazón
Eres el representante aquí en la tierra…
Aristarco Azul
viernes, 12 de noviembre de 2010
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