miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Vendedor de Naranjas, por Torcuato Tasso II

“ EL VENDEDOR DE NARANJAS “
POR: (Torcuato Tasso II)
En el mercado de Soyapango, sobre la segunda avenida norte, en la acera estaba un niño de nombre Juan, sentado sobre un bote de lámina, que tenía residuos de pintura, se encontraba leyendo un libro, que tenía los cuentos del poeta y cuentista Salarrué. Y era interrumpido por los compradores y también por los preguntones que llegaban solo a preguntar, a como daba las naranjas que tenía dentro de un saco; a un lado tenía una naranja que la había pelado a fuerza de las uñas, y que le daba una mordida a cada minuto saboreando el jugo de la fruta.
El niño tenía los ojos color miel, y sus pómulos pronunciados, pestañas grandes con una mirada profunda, sus labios delgados y húmedos de miel de naranja, su nariz puntiaguda, su cabello rizado, su rostro requemado por los rayos del sol, sus pequeños brazos chorreados de sudor. Al llegar las doce del medio día, tenía que regresar a la casa, a la colonia Montes de San Bartolo IV, para bañarse e irse a la escuela, muchas veces se regresaba con un tercio de las naranjas, ya que la venta había estado mala.
Su madre Doña Celestina, ya estaba bastante de edad, señora con el pelo completamente como la espuma, pintado delicadamente por los rayos de luna que se confundía con el color de la plata, sus ojitos tristes, cansados y llorosos, cada vez que miraba a su hijito llegar de vender las naranjas y cuando llegaban con sus dos hermanitos de la escuela, después de las cinco y cuarenta de la tarde.
La señora pedía misericordia a Dios, por su hijito el vendedor y por los otros dos más pequeños, por Luis y Pedro, para que los cuidara y les ayudara en sus estudios y en su trabajo, ya que no tenía otra ayuda, muchas veces la señora se frustraba y pasaba toda la noche llorado en silencio, porque había visto notificaciones de la escuela, que tenía que pagar los dos dólares por los alimentos que daban a los estudiantes y ella no podía, no alcanzaba para ese pago y lloraba en silencio toda la noche, llena de melancolía al ver que solo Juan, el hijo mayor, hacia el esfuerzo en levantarse a las cinco de la mañana e ir al mercado La Tiendona, a comprar medio ciento de naranjas y venderlas en el mercado de Soyapango.
Una vez la señora, fue a platicar con el director de la escuela, a pedirle que le hiciera el favor de esperarla con el pago de las cuotas llamadas voluntarias de dos dólares, de sus tres hijos, el director le dijo: - Mire señora, si usted no paga los dos dólares de la alimentación de sus tres hijos, el otro año mándelos a un colegio, o, a otra escuela, aquí no podemos mantenerla a usted, es más si no cancela las cuotas de todo el año, no se le entregarán certificados, de ninguno de sus hijos.

La señora, sintió un nudo en la garganta y un vacío en el estómago, un hormigueo en todo el cuerpo que se le llenó el alma de resentimiento, sintió sus tibias piernas gruesas, al ver que el señor profesor y director, la habían dejado exhausta, en la súplica por sus hijos; comenzó a caminar lentamente, cuando llegó al portón de la escuela, la señora iba bañada en lágrimas, pareciera que se le ahogaban los pliegues de su rostro; en ese momento se vino una lluvia tan fuerte, que no sintió la torrencial lluvia, al llegar a su casa, se acostó quedándose dormida.
Cuando llegaron, Juan, Pedro y Luis encontraron a su madre acostada en la cama y temblando de frío, sin poder hablar, Juan le dijo: – Mamita ¿Qué tienes? Estás demasiado caliente, ¿Tienes calentura?
-La madre sin poder hablar, y cada vez con más frío. Juan, la cobijó con su colcha remendada, mientras que Pedro y Luis, ya habían ido donde doña Flor, una vecina de ellos, que era bien amiga de doña Celestina, y cuando vio como estaba su amiga, les dijo a los niños:
- Vayan donde don Salvador y díganle, que por favor traiga el microbús lo más rápido que pueda, díganle que digo yo, y se vienen con él, apúrense, no pierdan tiempo.
Luis y Pedro corrieron, en busca de don Salvador y lo encontraron cerca del parqueo en Montes V
El señor al ver a los niños, desesperados, con la cara pálida, les dijo: -¿A quién buscan?
- A don Salvador – (Dijo Pedro ).
- - Don Salvador - (Dijo Luis).
- Yo soy.
- Di…di..di.
- Di…di..di..ce, la vecina que vaya lo más pronto que mi mamá se muere (Pedro).
- Salió don Salvador, con el microbús , hay me dicen por donde es.
- Si (Luis).
- Si (Pedro) aquí, aquí, aquí es don Salva.
- ¿Qué pasa doña Flor?.
- Mamá , mamita ¿Qué , tienes?- decía Juan.
-La señora, doña Celestina, sin decir nada ni oír.
-Llevemos a doña Celestina al hospital, que se nos muere don Salvador.
- subámosla pues, pero lleven unas cobijas para taparla.
-La subieron al microbús y la llevaron al hospital.
-Niños quédense, en mi casa y ahí esperen. -Les dijo doña Flor.
Juan le contestó. – No yo voy a ir, cipotes ustedes quédense.
- Al llegar al hospital, la pasaron inmediatamente, se llegaron las doce de la noche , y fue hasta entonces , que obtuvieron razones , Juan estaba con los ojos rojos de no dormir, salió es doctor y pregunto ,
- Responsable dela paciente doña Celestina,
- Yo soy dijo Juan, -de apenas doce años -yo soy. - dijo doña Flor.
- Bueno quien sea, les daré el diagnostico, vengan. - La señora tiene contracciones ,que le dañó el sistema nervioso , le apresuró un desgarramiento en la vesícula biliar, pudiendo tener contusiones en el hígado y acelerar las secreciones en el páncreas , provocándole una gastroenteritis aguda , con algunas contusión pancreática ,que es altamente delicada; mis recomendaciones : 1) No darle cóleras ,
- 2) Que coma a la hora, 3) Que descanse y que no camine demasiado, 4) No comer comidas condimentadas, no gaseosa, no, café. No sopa de patas no sopa de res, mucho menos carne de tunco… En especial que no se meta en problemas. Bueno pueden llevársela
- Regresaron ala casa, como a eso de las tres dela mañana, con doña Celestina un poco recuperada y se acostaron.
- Al llegar las cinco de la mañana, Juan, no pudo dormir, pensó y dijo en su mente,- Tengo que ir a la escuela mañana, digo ahora y tengo que vender, naranjas para comprar algo de comida, para mi mamá y mis hermanitos.
- Esta ves , Juan vendió todas las naranjas, y de paso compró en el mercado , güisquiles zanahorias ,yuca, ayote, y le quedaron , cinco dólares para la compras la venta del día siguiente… ,
- Al llegar a la casa, salcochó todo lo que llevaba; sus hermanitos ya habían hecho las tareas , él no las pudo hacer, cuando se coció y estuvo blandas las verduras , sacó en un plato y se las dio a su ,mamá, y sus hermanos y se le llegó la hora de ir ala escuela , doña Celestina ya estaba mejorada, y le dijo;-¿ Cómo se siente mamá ya está mejor?, -Ya hijo , no te preocupes , pueden ir a la escuela tranquilos , - Bueno, entonces ,coma despacio y cualquier cosa, que me vayan a llamar a la escuela, hasta la tarde mamita.- hasta la tarde mis angelitos lindos, que les vaya bien…
- Al llegar al portón principal de la escuela, se encontraron con el señor director, - Buenas tardes señor director, - Buenas tardes,
- Cada uno de ellos caminaron al aula, Juan encontró a su maestra Aurelia, quien les impartía la clase de lenguaje - Buenas tardes señorita Aurelia, - Buenas tardes Juan,
- En ese momento sonó el timbre para entrar a clases, se formaron como de costumbre, pegado al aula y bien ordenados, la maestra que les daba lenguaje , se paró junto a la mocheta de la puerta, y con una mirada penetrante, observo el orden que tenían, los hizo pasar y se sentaron todos los alumnos , ella entró por último, saludó nuevamente , -Buenas tardes a todos, - los alumnos contestaron en coro-Buenastardes señorita Aurelia,- Luego comenzó a decir en forma autoritaria :- ¡Todos los alumnos que no hayan pagado, los dos dólares de las cuotas voluntarias de los alimentos!, ¡tengan por seguro los anotaré, tendrán dos puntas menos en responsabilidad, orden y disciplina, además , que a final de año no podrán retirar su certificado, ni mucho menos los documentos que han dejado cuando se matricularon a principio de año!.
- Juan, se quedó como estático ido y pensativo de ¿Cómo…? Podía estar su madre.
- La maestra, al verle los ojos rojos a Juan, le dijo: - Juan ¿Trajo la tarea?
- - Juan levantó lentamente la cabeza y quiso, darle explicación a su maestra, ella sin darle tiempo, le dijo: - y no la trae y todavía con sueño, semejante haragán, venga para acá, se dirigió con el pobre muchacho a la dirección.
-
- Llegando donde el director saludó – Buenas tardes señor director, vea este muchacho como está, con los ojos rojos, con sueño y además no trajo la tarea, no se que piensa, -Juan quiso, darles explicaciones, pero el director interrumpió -no es este muchacho, el hijo de la señora que vino ayer a discutir conmigo, diciendo que no tenia como pagar la cuota voluntaria, el hijo de una tal Celestina.
- Cuando oyó, estas palabras; a Juan, se le hizo un nudo en la garganta, se le pusieron más rojos los ojos y conteniendo los impulsos, cerró los párpados, entrándole más sueño.
- De todos modos, el otro año, no se les va a dar matricula, si no han pagado, lo de los tres hijos que tiene esa señora, ya tiene siete meses que debe y se le han hecho, cuarenta y dos dólares, lo dudo que los pague, póngalo a barrer,
- Mire señor director, se está durmiendo.
- –Este muchacho anda mal, levante un acta, que diga.: por las características que presenta, que andaba ebrio y póngalo en duda, que está mal oliente, los ojos rojos, y se quedo dormido cerca de la dirección, no alcanzó a entrar al aula; esas características dirán que andaba ebrio, con eso nos libramos ante el Ministerio, si a caso ponen una denuncia, ya. ahora mándelo para la casa.
- Si señor director.
- Pero, espere le tomaré una fotografía como evidencia; cuando tenga el acta me avisa y se la pasa a todos los maestros para que la firmen, la mandaré de una vez, una copia sellada a la Supervisora, a la Licenciada Dorita Leonor, para que no haya problemas.
- Si señor director
- Ah, si algún maestro o maestra no la quiere firmar me avisa, le levantaremos un acta a él o ella como profesor problemático y asunto arreglado.
- - Cuando la maestra Aurelia, entro nuevamente al aula de clase, los alumnos estaban jugando a tirarse papeles estrujados hechos pelota.
- Bueno jovencitos siéntense , - vio el reloj que estaba en lo alto de la pared en el centro , luego vio el que ella tenia y pudo observar que solo faltaban dos minutos para que terminara la clase, escribiendo en la pizarra ; - tarea para mañana traerán como tarea ,1) ¿A qué le llamamos .-Amor al prójimo, y como lo podemos ayudar?. 2) ¿A qué le llamamos Romanticismo?,3)¿A qué le llamamos, Resignación desigual., además traer cinc o párrafos de la clase de ahora , haciendo referencia delo que es el respeto.
- - En ese momento, sonó el timbre para cambio de clase. Y la Maestra Aurelia cambio de aula al llegar al siguiente grado – Buenos días jóvenes. – Buenos días señorita Aurelia. Daré las indicaciones siguientes y trabajaremos con el valor el respeto a los libros en la lectura, 1) saquen la obra “Yo Robot” del escritor Soviético, Isaac Asimov, 2) Leer de la página diez hasta que toquen para cambio de clase.
-
- Ella, se sentó a escribir el acta encomendada por el señor director, como a los diez minutos terminó y salió a todos los grados de la escuela , para que le firmaran el acta, los demás compañeros, cuando logró que la mayoría de los profesores le firmaran, se fue donde el director . diciéndole;-Aquí tiene señor director, solamente el profesor de cuarto grado no firmó.
- - Bueno ahora, levante un acta que rece, que el profesor de cuarto grado, dela sección vespertina no sigue indicaciones dela dirección, eso es todo, hay mañana llevo las copias donde la Licenciada, Dorita Leonor.

La señorita Aurelia regreso al aula de clases. Momentos en que sonó el timbre para receso, les dijo a los jóvenes, - Antes que se retiren al receso, copien la tarea de mañana, es tomar en cuenta lo que han leído ahora, extraer palabras que cumplan con las reglas de como se tildan las palabras.

-Al terminar las clases llegó Luis, y despertó a Juan. –Juan levántate ya nos vamos.
Los alcanzo a ver la señorita Aurelia. – Juan, ven para acá, mañana que venga tu mamá a pagar lo de la comida y te podrás quedar, ¿o ya no quieres venir a la escuela? - Juan todo adormitado le dijo: - Sí, señorita, hasta mañana señorita, - hasta mañana Juan

- Cuando llegaron ala casa, los tres hermanos, vieron que su madre, doña Celestina, había tostado unas tortillas que se las había regalado doña Flor y comenzaron a comer, con unos tomates maduros que tenía. Y de nuevo comenzó anublarse el cielo, con unas nubes negras, que al cabo de quince minutos, comenzó una tormenta más fuerte dela que había caído un día antes; después de unos veinte minutos, se acostaron, con su madre, que los contemplaba.
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- Al mes siguiente, doña Celestina, se le comenzó a caer el pelo, y a ponerse amarilla, de su cuerpo, y Juan, seguía con su trabajo, de la venta de las naranjas, en el mercado y con la lectura de los cuentos de Salarrué, y su asistencia a la escuela, fue más variable,

Al llegar la fecha en que se realizan los exámenes finales, Juan salió excelente, en todos los promedios , sin embargo, por no haber pagado a tiempo la cuota voluntaria de dos dólares, no lo pusieron en el cuadro de los primeros lugares.

En estos días la madre de los tres niños, tuvo una recaída que fue llevada de emergencia al hospital, quedando ingresada y siendo obligada a dejar a sus hijitos en el desamparo.

La clausura del año escolar, fue estipulada para le fecha, quince de noviembre, con un llamado departe del director, que solo asistirían los alumnos que estén solventes de las pagos de las cuotas voluntarias, del pago de la alimentación y pago de libretas de notas…

Al día siguiente de la clausura, un recado del hospital llegó a casa de doña Flor, con el aviso del deceso, de doña Celestina. Doña Flor, se hizo cargo de los pasos a seguir, de cómo y que se hace con un cadáver, enviado por un hospital, a parte que era su vecina, se vio con la obligación de atender en forma desinteresada.

Ahora podemos ver que cerca de la iglesia, sobre la acera, aparecieron dos vendedores más, que tienen como venta medio saco de naranjas cada uno y dicen: - Las naranjas maduras, venga a comprar les va a gustar…

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