Usted no ofrece a Dios su gratitud porque su hermano es más esclavo que usted, ni podría usted, en su sano juicio, enfurecerse si él parece más libre.
El Amor no hace ninguna comparación.
Y la gratitud es sincera solo cuando se une al Amor.
Le ofrecemos gracias a Dios Nuestro Padre para que en nosotros todas las cosas encuentren su libertad.
No puede ser que unos este libres mientras otros todavía se encuentran atados.
¿Por quién se puede hacer un trato en el nombre del Amor?
domingo, 9 de agosto de 2009
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