“CARTA A MI PADRE”
Te mando estas palabras donde quiera que te encuentres, mi estimado padre, viva huella
de mi rostro, mi tez, tristeza profunda
pero con amor penetrante y valor,
de vivir en esta pequeña gran tierra,
donde Dios nos ha mandado a pasear.
Óyeme pues, sin tropiezo, que si ahora muero, no quedará testigo de mi, si no lo digo ante ti, mi buen doble, mi héroe de las batallas de estos cincuenta abriles, donde estoy quedando ciego igual que tú, solo fija mis gustos, añoro los rayos de plata que tienes, que en repetidas veces busco la artista de la luna, para que me pinte el cabello para estar como tú, confundirme junto Santa Claus con una nieve blanca como la tuya.
Mírome pues, ya con pinceladas sobre mi coronilla y mi alegría se confunde entre mis recuerdos, al recordarte joven, cuando me veo en el espejo y en las aguas de la posa donde pescábamos a diario con la cañuela,
y jugábamos balompié en la cancha, encumbrando, piscucha con las cartas para ver quien volaba más alto, con los baleros de acero quebrando las canicas de vidrio que lloré en repetidas veces, con el trompo sobre la cueva de la güimba, veme padre del alma, que soy tu retrato y dejo en tu decisión, mi porvenir de de mi camino, donde pasaste obligado, y, yo obligado te encerré en ese embase, donde quedaste inmóvil y te oramos toda la noche con candelas de cebo.
ahí ,donde dormido te encuentras y a mí el tiempo me está doblegando, que me lleva de la mano y me está dando sueño para soñar igual que tú, nada más con la diferencia que dejaste en mi recuerdo al amor de mi madre a quien amaste sin medida, y yo lloré con dolor en el alma porque la dejaste en mis manos, pero Dios me la quito, hace ya mucho tiempo, ya que la amaste y, yo la adoré.
Ahora padre, con tu permiso, quisiera brindar en tu nombre una copa con vino tinto, con cinco décadas de añejo, para no sentir que se desvanece el pedacito grande de mi alma, que me diste al engendrarme en el vientre de tu amor eterno, mi progenitora y divina madre o tu divino amor eterno, por quien lloraste para que ella saciara tus anhelos y deseos carnales y quedar en sus brazos tendido y satisfecho de sus besos sagrados, eme aquí padre y dadme el sendero por el que viajaste al otro arcano amen…
Aristarco Azul
17/06/2011
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