Dime cual quieres mi niño. El pequeño
niño viro los ojos hacia el techo de la casita, la parte blanca de sus ojos al
girarse casi de una manera antinatural hicieron que su iris se perdiera dentro
de sus ojos, y esto hacia que sus dos luceros lucieran extraños.
“Eso está difícil abuela”. ¿Por qué?
Pregunto la viejecita, porque el de la vieja chichuda me da miedo, pero es uno
de los que más me gusta, el del sipote panzón con el gran sombrero también me
gusta, pero por ratos me aburre, contesto el niño. Bueno entonces escojo yo el
cuento que te diré. Si abuelita tú escoge el que más te guste.
El pequeñito tendría, entre 3 y 5 años
era difícil saber con exactitud su edad, debido al grado de desnutrición, su
piel era del color del cacao, unos ojos grandes color negro, el cabello de un
color extraño entre negro y café, de mejillas rosadas y unos dientecitos que
cuando sonreía parecían perlas.
Este pequeñín vivía únicamente con su
abuela, una señora de unos 85 años, ya jubilada, había sido maestra de primaria
por más de 60 años, todos los meses le llegaba su pensión de 100 colones, que
apenas alcanzaban para mal comer.
Juancito quedo al cuidado de su abuela
paterna, cuando su padre se fue a la guerra, y su madre lo abandono, para irse
con el hijo del carnicero del pueblo. Te contare.
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